LOS NADAÍSTAS
Los nadaístas invadieron la ciudad como una peste:
desde los bares saxofónicos al silencio de los libros,
de los estadios olímpicos a los profilácticos,
de las soledades al ruido dorado de las muchedumbres.
De sur a norte,
al encenderse de rosa el día,
hasta el advenimiento de los neones,
y más tarde la consumación de los carbones nocturnos
hasta la bilis del alba.
Va solo hacia ninguna parte
porque no hay sitio para él en el mundo;
No está triste por eso
le gusta vivir porque es tonto estar muerto
o no haber nacido.
Es un nadaísta porque no puede ser otra cosa,
está marcado por el dolor de esta pregunta
que sale de su boca como un vómito tibio
de color malva y emocionante pureza:
"¿Por qué hay cosas y no más bien NADA?".
Este signo de interrogación lo distingue
de otras verdades y de otros seres.
Él es él como una ola es una ola
lleva encima su color que lo define revolucionario
como es propia la liquidez del agua
del hombre ser mortal
del viento ser errante
del gusano arrastrarse a su agujero
de la noche ser oscura como un pensamiento
sin porvenir.
Ha teñido su camisa de revolución
en los resplandores de los incendios
en el asesinato de la belleza
en el suicidio eléctrico del pensamiento
en las violaciones de las vírgenes
o simplemente en el barrio pobre de los tintoreros.
Lleva su Camisa Roja con un honor
como un cielo lleva una estrella
como un semáforo produce luz intermitente
de catástrofe
como una envoltura de "pall mall"
permumando su pecho de adolescente.
El Nadaísta es joven y resplandece de soledad
es un eclipse bajo los neones pálidos
y los alambres del telégrafo
es el estruendo de la ciudad
y entre sus rascacielos
el asombro de una flor teñida de púrpura
en los desechos de la locura.
Tiene el peligro de los labios rojos y los polvorines
mira los objetos con ojos tristes de aniversario
es el terror de los retóricos
y los fabricantes de moral
es sensitivo como un gonococo esquizofrénico
inteligente como un tratado de magia negra
ruidoso como una carambola a las 2 de la mañana
amotinado como un olor de alcantarilla
frívolo como un cumpleaños
Es un monje sibarita que camina sin temblor
a su condenación eterna
sobre zapatos de gamuza.
Sufre el vértigo de los sacudimientos
electrónicos del jazz
y las velocidades a contrarreloj;
corazón de rayo de voltio que estalla
en el parabrisas de un Volkswagen
deseando la mujer de tu prójimo.
Se aburre mortalmente, pero existe.
No se suicida porque ama furiosamente fornicar
jugar billar pool en las noches inagotables
brindar con el honor a su existencia
estirarse en los prados bajo las lunas metálicas
no pensar
no cansarse
no morirse de felicidad
ni de aburrimiento.
Es espléndido como una estrella muerta
que gira con radar en los vagos cielos vacíos.
No es NADA pero es un Nadaísta,
Y ESTÁ SALVADO!
8/11/2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario